EL BESO (D.G.M.)
1995
El beso
Asciende el beso
callado
al recóndito confín
iluminado,
de punta a punta,
de parte a parte,
dando forma al
espacio sensible
que vive en la carne.
Ocupando territorios
con el sabor de la
conquista,
el beso eleva
la materia
estremecida,
al profundo silencio
del Alma.
Despierta la humedad
perfecta
en la frágil
sustancia,
como la cálida niebla
envuelve la Tierra,
desperezando el agua
sensible
desde el sexo hasta
la frente,
transmutando
densidades
en siderales astros
ígneos de Luz
incandescente.
David González M.
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